En Occidente, los dilemas planteados para que los Estados proporcionen Seguridad Integral a los ciudadanos dependen de factores que se relacionan entre sí de una forma extremadamente compleja.
En el caso de España, por ejemplo, el control de la inmigración ilegal que llega por mar obliga a la coordinación de no menos de cuatro agencias de la Administración Central, concurriendo a la misma múltiples organizaciones públicas y privadas que están o se sienten concernidas por el problema.
Si la cuestión se remite al control de las actividades de la extranjería ya instalada en nuestro territorio de modo legal o ilegal, el número de agencias públicas y privadas concernidas normativa o políticamente, se dispara: tómense como ejemplo, las paralelas políticas seguidas en el territorio de la Comunidad Autónoma de Madrid y en el del Principado de Cataluña.
Operativamente, España, en tal materia, tiene que lidiar contando con la inacción de FRONTEX, -la agencia de la UE encargada del control de las fronteras... del Este de Europa- y con la necesidad de acomodar sus medios del mejor modo posible con la presencia del dispositivo Active Endeavour de la OTAN en el que no participa España desde 2004.
Políticamente, el delicado cuadro de equilibrios en el que, por propia voluntad, se mueve la acción del actual Gobierno en tal materia tiene su contrapunto en las propuestas oficiales del Partido Popular y las oficiosas del aznarí FAES/GEES. A la postre, se resumen en la reclamación de que se haga lo que durante los dos mandatos populares no se hizo en la materia. Al tiempo, desprecian toda posibilidad de comprometer a la UE en una política común al respecto e, incluso, anuncian que la OTAN ya no sirve para casi nada.
En tales condiciones, la repetición de un ataque terrorista similar al 11-M en España no es una posibilidad teórica, sino una amenaza real. Son muchos los islamistas, especialmente argelinos, que tienen muy presente el papel fundamental que España tuvo para filtar a los yijadistas que intentaban llevar a Francia el terror en plena guerra civil argelina a partir de 1992. No son pocos, especialmente marroquíes, los que encuentran en España un área natural de operaciones con la voluntad expresa de minar, al tiempo, la viabilidad del régimen pro-occidental del Reino de Marruecos.
A la postre, las facilidades en materia de infraestructura y comunicaciones que presta el territorio español al comercio internacional y al tráfico de pasajeros son de objetivo común empleo, tanto por parte de las buenas gentes como de todo tipo de criminales, vengan de donde vengan... o que lleven instalados en España decenios.
Tal es el caso del terrorista Mustafá Setmarian Nasar, nacionalizado español como tantos beneficiarios de las continuadas políticas de captación de elites árabes promovidas por todos los gobiernos españoles, sin excepción, desde 1940.
A diferencia de las anteriores, la creación del Grupo Federal Socialista Árabe, de la mano de Pedro Zerolo, secretario federal de Movimientos Sociales y Relaciones con las ONG del PSOE, se dirige sin pretensiones elitistas a los ya 900.000 árabes que se reconoce que están asentados en España. Ya se verá en un futuro que éxito pueda tener la iniciativa para lograr una eficaz y segura integración política de los mismos en el seno de la multicultural y democrática sociedad española.
De momento, tampoco cabe desatender el frente contra los yihadistas. Como antes del 11-M del 2004, la prevención de sus actividades en el exterior se deja, entre otros, a las Fuerzas Especiales de los EE.UU. que siguen operando en todo el Sahara (foto) , desde Nador hasta más allá de Fort-Lamy.
Evidentemente, no hay ninguna previsión pública sobre el empleo de fuerzas militares españolas en la prevención de esas actividades en esos desiertos y en esas montañas. Y cara al África Subsahariana, el Plan África 2006-2008 apenas prevé disposiciones genéricas en materia de cooperación para la seguridad.
En tal marco, no cabe desaprovechar la celebración, el próximo día 13 de noviembre, del Seminario "Un espacio de Seguridad Compartido en el Magreb: la contribución franco-española", organizado por el Observatorio de Política Exterior Española (Opex) de la Fundación Alternativas, la Dirección General de Relaciones Institucionales de la Defensa (DIRID) del Ministerio de Defensa español y el Institut de Relations Internationales et Stratégiques (IRIS) de Francia.
No por causalidad, el evento tendrá lugar tres días antes de la celebración Cumbre Bilateral entre Francia y España.
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