9/24/2006

Contra falsos liberales: si a 'Sexo en Nueva York'


No quería escribir en este minarete personal este domingo. Pero la lectura del texto Llega Gran Putón en el colorín de fin de semana de Libertad Digital me obliga, una vez más, a romper el precepto.
El autor del mismo, Pablo Molina, miembro del Instituto Juan de Mariana, es tan falso como liberal como Charles Maurras lo fue como católico, razón por la cual éste fue justamente condenado por la Santa Sede; la misma razón, tal vez, por la que el Ayuntamiento de Madrid le mantiene dedicada calle junto a la Plaza de Castilla mientras se la niega al verdadero católico y liberal Julián Marías.
Entre los que se trompetean liberales y entre los que se proclaman católicos a ultranza no faltan émulos en potencia de los asesinos que destruyeron el World Trade Center. Nadie está más cercano a un pablomolina que un jequenasaralláh, y viceversa.
Los que estamos dispuestos personalmente a usar de las armas, conforme a lo que estipule la ley democráticamente establecida, sin parapetarnos en otros, para defender los valores de Occidente debemos denunciar su insidiosa actividad.
Demasiada sangre ha costado el que el Papa dé buenas razones para ser seres libres como hizo en Ratisbona.
Demasiada sangre ha costado el que "la historia de cuatro putillas escrita por un marica" pueda ser vista y oída por seres libres como reflejo que es 'Sexo en Nueva York' de la condición humana.
Demasiada sangre, me temo, ha de costar el que Pablo Molina, epígono de Maurras y demasiado cercano al jeque Nasralláh, pueda seguir disfrutando de la libertad de expresión a la que todos tenemos derecho.
La próxima vez que vuelva a Jerusalén, la Nueva York celestial, espero volver a ver a dos lesbianas disfrutando de su libre albedrío en la noche de sabath, rodeadas de bailarines marroquíes, polacos, charrúas, etíopes y japoneses, protegidos todos por los mismos fusiles de patente estadounidense que permiten también allí la plena libertad de culto a los más estrictos judíos, cristianos, musulmanes y hasta sintoistas cumplidores de sus respectivos preceptos.
También espero que el Partido Popular, si para tal es elegido por sus bases, sepa designar a un maricón declarado como candidato a presidir el consejo de ministros de España.
Hasta que eso no ocurra, servidor, que pertenece a la pequeña aunque muy activa sección española de la minoría de heterosexuales blancos a los que les gusta el jazz, no podrá pensar en hacerse de derechas: los pablomolinas y los jequenasralláh lo impiden.

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